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Channel: ANABEL RODRÍGUEZ "AZARÍA"» detrás de la novela
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SER HOMOSEXUAL EN LA DICTADURA DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA

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Federico Garía Lorca

Federico Garía Lorca

Ser homosexual no ha sido fácil, ni en España, ni en otros lugares. De hecho sigue siendo complicado incluso en lugares donde supuestamente la homosexualidad es aceptada. Hace pocos días el Tribunal Supremo de Estados Unidos proclamaba el derecho de  este colectivo a contraer matrimonio (afortunadamente en España hemos sido pioneros en ese ámbito), hoy celebramos el día del orgullo gay y a mí me gustaría hablar un poco de lo que suponía serlo en la época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Los que habéis leído “Azaría” sabéis que no es un tema que se trate en la novela, pero este blog no trata de hacer publicidad de la novela (que también) sino de dar a conocer los años veinte en España. 

A principios del siglo XX se homosexual era considerado desde un tremendo vicio a una enfermedad  (en el mejor de los casos) de la que había que preservar al resto de la sociedad. Los sectores ultraconservadores perseguían sin tapujos a las personas cuya orientación sexual era diferente, en realidad hemos seguido así hasta hace poco, para qué engañarnos. Sin embargo los homosexuales no habían visto perseguidas penalmente (imagino que de hecho sí) sus prácticas sexuales hasta el Código Penal promulgado durante la época de Miguel Primo de Rivera, en 1928 y que entró en vigor el 1 de enero de 1929.  En este Código  se señalaban penas específicas y diferentes para los homosexuales en determinadas, como por ejemplo en los abusos deshonestos o conductas de escándalo público. El mero hecho de ser gay o lesbiana, provocaba que la conducta delictiva que se imputaba al sujeto  fuera más grave que cuando lo cometía un heterosexual, es decir se convertía en una  agravante.

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Así en el artículo 616  del mencionado Código se establecía que “el que habitualmente o con escándalo cometiere actos contrarios al pudor con personas del mismo sexo será castigado con multa de 1.000 a 10.000 pesetas e inhabilitación para cargo público de seis a doce años”. Esta pena de multa era muy elevada para la mayor parte de la población, sólo los pudientes podían hacerse cargo de ella, las personas que no tenían esa disponibilidad económica, tenían que cumplir pena de cárcel como sustitutiva de esta pena de multa. También las mujeres fueron incluidas explicitamente en el artículo 613 del Código Penal, viniendo a decir que ” En los delitos de abusos deshonestos sin publicidad ni escándalo entre hembras, bastará la denuncia de cualquiera de ellas, y si se realizan con publicidad o producen escándalo, la de cualquier persona. En los cometidos entre hombres se procederá de oficio.”

Fueron muchos los juristas que presentaron una conducta de oposición radical al Código Penal de 1928, no sé si tanto por estos tipos, como por el hecho de ser un código muy represor. De hecho el  Colegio de Abogados de Madrid pidió su derogación en el año 1930, esto es meses después de que entrara en vigor y es que las chapuzas legislativas vienen de lejos, no son cosa de la actualidad.  Este código fue derogado el 13 de abril de 1931 por la Segunda república que reintrodujo el anterior de 1870. En 1932 se publicó un nuevo código penal que seguía sin mencionar la homosexualidad, lo que legalizaba las relaciones sexuales entre hombres, excepción hecha del ejército.
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Alan Turing

Maricón ha sido uno de nuestros insultos favoritos, dirigido a ofender en lo más recóndito de la masculinidad del que teníamos en frente. En nombre de la supuesta normalidad sexual la sociedad ha perseguido y condenado a infinidad de personas, por ejemplo Alan Turing  considerado como uno de los padres de la informática y que en su día fue enjuiciado y condenado por ser homosexual en Gran Bretaña(año 1952). También nuestro querido (en mi casa es adorado por las gemelas) Federico García Lorca fue fusilado pocos años después por sus ideas políticas y tendencias sexuales.

La homosexualidad continúa siendo perseguida en más de setenta países donde los derechos civiles son una ilusión.  La homofobia sigue presente en  nuestra sociedad, pero puede que por una vez vayamos en el buen camino y que consigamos erradicarla. Es una tarea que nos incumbe a todos.



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